Dicen que “La vida es un carnaval”. Disfrazar lo sucedido, el destino, los buenos ratos y los problemas siempre va bien, es como darle color a cada momento. Con la música pasa algo parecido. Nuestros cerebros están diseñados para establecer conexiones entre la música y el color, en función de cómo nos hacen sentir las melodías.
Por otra parte, hay estudios que constatan que los seres humanos comparten una “paleta de colores” emocional común que parece ser intuitiva y trascender las barreras culturales.
La gente tiende a asociar la música con un ritmo rápido y en modo mayor con tonos vivos de amarillo; mientras que la música de ritmo más lento y en modo menor tiende a ser relacionada con tonos más oscuros del gris y del azul.
No pretendemos que disfracéis la música de hoy, no será necesario, pero sí que penséis, qué color asociaríais a cada sonido.
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