De no tener nada, apenas el Sónar como modelo de festival urbano de música avanzada, a tener un verdadero sarpullido festivalero que brota en toda la geografía catalana. Otra realidad provocada por el florecimiento de festivales es la tremenda competencia que se ha establecido entre ellos a la hora de contratar a los cabezas de cartel. La pugna entre diversos festivales, solventada a base de talonario, está provocando un encarecimiento de algunos artistas. España se ha convertido en un chollo para los agentes internacionales y los grupos a los que representan, "alucinan con un país que hace cinco años no tenía casi nada y ahora puja con enormes cantidades de dinero para lograr las contrataciones”. Menos mal que algunos festivales mantienen esa esencia de formato pequeño, manteniéndose en el underground con la intención de crear un formato único e intransferible enfocado a un exigente público. El “Lapsus festival” regresa al CCCB de Barcelona en su cuarta edición con una extensión nocturna en la nueva sala Laut. Los chicos del sello y del programa radiofónico de RADIO3 vuelven a la carga con una mimada selección de artistas.
Huyendo de la masificación de los grandes festivales, un año más, la electrónica de culto será la protagonista indiscutible de este insólito festival que ha ido progresando hasta posicionarse como uno de los más destacados y vanguardistas de la Ciudad Condal.
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