Un enano trajeado, un suelo mareante lleno de zig-zags, cortinas rojas, luces estroboscópicas, Laura Palmer, el agente especial Dale B, Cooper envejecido, y, por supuesto, Diálogos ininteligibles.
Porque Lynch, aunque posiblemente sea injusto atribuirlo todo a él, domina a la perfección esa manera de narrar que atrapa aun dejándote con el culo al aire. La escena Del sueño de “Cooper” dio un giro brusco a una serie que aparentemente pretendía ser un policial en toda regla, siete minutos sin pies ni cabeza; claro que finalmente acabaría siendo mucho más que el misterio del asesinato de Laura Palmer. Una serie en la que hay más psicología que investigación policial.
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